La probeta de laboratorio, también conocida como cilindro graduado, es uno de los instrumentos más utilizados cuando vemos herramientas de medición de volúmenes. Sus medidas y materiales de fabricación varían según las pretensiones de cada usuario.
Es importante que detallemos la función, tipos y modo de uso de la probeta de laboratorio para optimizar sus beneficios cuando nos sea necesario.
¿Qué es la probeta de laboratorio?
Cuando empezamos a ver los artículos de laboratorio imprescindibles, encontramos a la probeta como uno de ellos, y básicamente, es un cilindro transparente de vidrio borosilicato o plástico, con un diámetro pequeño. Está abierto en su parte superior para introducir el líquido, con una base que mantiene su equilibro en su parte inferior cerrada, e inscripciones grabadas a lo largo del tubo con sus distintos niveles de volumen.
Sirve principalmente para medir el volumen de pequeñas cantidades de líquido de forma bastante precisa, aunque si necesitamos más precisión y exactitud nos tenemos que valer de otros instrumentos como los matraces aforados.
Modo de uso de las probetas
La primera recomendación antes de usar la probeta de laboratorio, es limpiarla en todo su interior y exterior. El interior debe quedar absolutamente libre de suciedades, desinfectado y seco.
Luego introducimos el líquido a medir hasta la graduación que pretendemos. Cuando estemos llegando al volumen deseado, añadimos el líquido con un gotero.
Es recomendable al terminar de usarla, limpiarla y desinfectarla nuevamente.
¿Qué tipos de probetas de laboratorio existen?
Entre las principales tipos de clasificación, podemos hacer referencia a 2 tipos de probetas de laboratorio:
- Probetas graduadas clase A: Se utilizan en los laboratorios profesionales para controles de calidad, ensayos y pruebas. Son elaboradas en vidrio borosilicatado para evitar reacciones con los líquidos porque tienen una mayor resistencia térmica, y son calibradas con mucha precisión. La desventaja es que se corroe con el ácido.
- Probetas graduadas clase B: Se utilizan frecuentemente en escuelas, universidades y academias. En general son de plástico, lo que la hace más resistentes ante golpes y caídas, y son más económicas que las probetas clase A. También son menos precisas.
Breve historia de la probeta
Es un punto de debate la exactitud de cuándo fue inventada la probeta y quién fue su inventor. Existen suposiciones, pero no podemos determinar los datos de su creación con plena precisión.
La probeta tal como la conocemos, no aparece en los escritos de química del siglo XVIII, dado que en esa vieja época, las reacciones de prueba se llevaban a cabo en copas de vino.
Cuando surgieron los laboratorios, a principios del siglo XIX, los distintos instrumentos utilizados en la ciencia empezaron a aparecer y desarrollarse.
Los famosos químicos Jons Jacob Berzelius (1779-1848) y Michael Faraday (1791-1867), fueron planteados como los inventores de la probeta.
Berzelius detalla el uso del tubo de ebullición (algo semejante a la probeta) en un artículo suyo de 1814. Por otra parte, Faraday describe en su libro de 1827, que los cilindros de vidrio pequeños son unos recipientes convenientes para las reacciones de prueba.
La importancia del uso de las probetas de laboratorio en diferentes áreas
Las probetas son de frecuente uso y mucho valor entre los instrumentos de laboratorio de química, en áreas como la medicina, la industria y la investigación científica, ya sea para hacer pruebas, controles de calidad, muestras, experimentos y demás.
Su principal ventaja es la versatilidad a la hora de medir volúmenes con muy buena precisión. Su transparencia permite ver el líquido contenido, su estado y su reacción.
Sin duda, la probeta de laboratorio es una herramienta indispensable para la aplicación de análisis y medición de sustancias líquidas. Si buscas de la mejor calidad contáctanos, en Liplata estamos listo para ofrecerte los artículos de laboratorio que necesitas.